En mayo de 2014 elegimos a una compañera y a un compañero para representar a los estudiantes de la Universidad de Salamanca en la Unidad de Igualdad, uno de los principales órganos garantes de los derechos de todos los miembros de la Comunidad Universitaria.
En el seno de la Unidad, nuestros compañeros trabajaron en otoño del 2014 (junto a docentes y otros estudiantes) en la redacción de un necesario protocolo contra el acoso sexual en nuestra Universidad, la cual era una de las pocas instituciones universitarias del conjunto del Estado que aún no contaba con uno.
Sin embargo, pese al duro trabajo realizado por nuestros compañeros, la directora de la Unidad de Igualdad decidió apartarles de su trabajo a partir de febrero de 2015, dejando de convocarles a las reuniones y encerrando en un cajón el proyecto del protocolo contra el acoso a los estudiantes.
Un proyecto que, sin embargo, gracias a nuestros compañeros y los miembros del Consejo de Asociaciones (CONASOC) pudo salir adelante en enero de éste año, justo un año después de que fuera desechado por la directora de la Unidad de Igualdad.
Desde el Colectivo Estudiantil Alternativo (CEA) exigimos al Rector de la Universidad de Salamanca que investigue lo sucedido y que se depuren responsabilidades por la actuación de la directora y el resto del equipo de dirección de la Unidad de Igualdad.
Flaco favor le hacemos a todos aquellos estudiantes y buenos docentes que luchan día a día por mantener a flote ésta Universidad si no hacemos absolutamente nada contra aquellos que pervierten impunemente las normas, que usan los órganos para su propio beneficio y que en definitiva violan con sus actuaciones los derechos de todos.
Las actuaciones de la directora y la dirección de la Unidad de Igualdad han llevado a que un necesario protocolo contra el acoso a los estudiantes se retrasara, injustificablemente, durante algo más de un año; lo cual constituye un grave ataque no ya a los derechos de las y los estudiantes de nuestra Universidad, sino un ataque a sus derechos como personas.
No conocemos cual es la prevalencia de las situaciones de acoso en esta Universidad, pero nos aventuramos a decir que si el protocolo hubiera sido aprobado cuando tuvo que serlo, muchas de las situaciones de acoso que pueden haber sufrido nuestras y nuestros estudiantes no habrían tenido lugar.
Basta de impunidad ante quienes no están a la altura de sus representados.
Verdad, justicia, reparación.