3 de noviembre de 2009

Pasado y presente de las fiestas universitarias en Salamanca

Los órganos de gobierno de las universidades cuentan con un arma que a menudo los hace casi omnipotentes: el paso del tiempo. Hace años, las fiestas universitarias se realizaban en el Campus Unamuno o en la Calle Libreros, dependiendo de las facultades en fiesta, y los estudiantes bebían lo que compraban a bajo coste en los supermercados de Salamanca. Pero el Ayuntamiento y la Asociación de Hosteleros presionaron a la Universidad para cambiar el modelo de las fiestas, obligando al entonces rector, Enrique Battaner, a trasladarlas a Salas Bajas.

Pero trasladar las fiestas a un lugar donde no se molestaba a los vecinos seguía sin satisfacer la mentalidad conservadora del alcalde, que siguió presionando para impedir su celebración. Fue entonces cuando CEA planteó un modelo de fiestas alternativo, que consistía en la utilización de los espacios municipales y en el reemplazo de los meros botellones por conciertos donde se pudiera consumir alcohol. Así se forjaron las fiestas de la Sindical, en las que además de la promoción de grupos de música, se podía beber con tus compañeros de clase a precios que ahora nos “escandalizarían” (se llegó a vender los litros de cerveza y kalimocho a 1,5€)*.

Fue entonces cuando la presión de la Asociación de Hosteleros se hizo más fuerte, y se trasladaron las fiestas al Multiusos Sánchez Paraiso. Dicha asociación, en la que sólo se encuentran representados una pequeña parte de todos los hosteleros de Salamanca, alquiló el Multiusos todas las fechas del curso que coincidían con las Fiestas Universitarias, para ser los grandes beneficiarios de los ingresos de las fiestas. El ex rector Alonso ya había comenzado tiempo atrás una batalla contra las fiestas, y aunque al comienzo se encontró con el rechazo frontal de la comunidad universitaria, los cursos pasaron y aquellos estudiantes que conocieron las actividades que se desarrollaban anteriormente ya no estaban en la universidad. Esto dio vía libre al Rectorado para acabar definitivamente con las fiestas universitarias. Porque, gracias a la “épica lucha” contra el alcoholismo de nuestras autoridades, hoy ya no se bebe alcohol en el Campus Unamuno, ni en la Sindical, ni en el Multiusos, sino que el alcoholismo se reduce a los bares del centro de la ciudad, justo lo que perseguía la asociación de hosteleros hace años, y que finalmente han conseguido.

El problema es que la universidad no es meramente el aspecto lectivo, es un conjunto. Mal que pese a algunos, en ese conjunto también entran las históricas fiestas a las que tenemos derecho y que representan el espíritu festivo de esta ciudad.

Todo esto, nos recuerda al viejo cuento de la gallina de los huevos de oro. Hace mucho tiempo, en un pueblecito de un país muy lejano, existió una gallina que ponía huevos de oro. Todo el mundo estaba contento, y el pueblecito sabía que tenía que cuidarla. Los huevos daban de comer a mucha gente, pero un día sucedió algo: unos amigos quisieron quedarse con más huevos de los que les correspondían y apretaron tanto el cuello de la gallina que la mataron. En Salamanca, la Gallina de los Huevos de Oro es la Universidad, la cual, gracias al conservadurismo del Ayuntamiento y la codicia de unos pocos hosteleros, recibe cada vez menos estudiantes, que prefieren irse a lugares donde la represión contra la juventud es menor.

El olvido y la falta de memoria han conseguido lo que muchos no se podían ni imaginar hace años: que las fiestas de facultad supongan encerrarse en bares llenos de humo, algo que podemos hacer sin necesidad de ser fiesta de facultad.


FOTO 1: Fiesta en Salas Bajas
FOTOS 2 y 3: Fiesta-Concierto en La Sindical

* Enlace a la noticia de la Fiesta del 23 de Abril en la Sindical: http://www.tribuna.net/noticia/16953/LOCAL/.html

Comisión de Comunicación de CEA