29 de julio de 2013

EL CONSEJO DE GOBIERNO BLOQUEA EL ACCESO DE CEA AL CONSEJO SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

En la Edad Moderna, fueron los maestros del Estudio salmantino quienes más apostaron una y otra vez por liquidar el modelo democrático de Universidad medieval. Terminaron por conseguirlo, y las votaciones de los estudiantes en la elección a cátedras se suspenden definitivamente en el XVII. Concluía lo que se consideraba como el último vestigio de la organización democrática del gremio de maestros y estudiantes durante la Edad Media. Pero lo más importante es que hacía casi medio siglo que el periodo clásico y de mayor esplendor de la universidad salmantina había acabado, entrando en una lenta pero inexorable decadencia, no solo en el número de matriculados, que para el XVIII es mucho menor de lo que había sido en siglos anteriores, especialmente en el XVI, sino en lo que hoy denominaríamos “excelencia” universitaria. Para el XIX, las dificultades eran tales que el  alma mater  salmantina estuvo a punto de desaparecer, desapareciendo, por supuesto, del ranking de las primeras universidades internacionales entre las que una vez se situase la ilustre universidad.

No sabemos si es porque progresivamente los currículos dejan de prestar importancia a las Humanidades, entre ellas la historia, o porque ésta cobre un carácter cíclico tal y como lo concibieron Giambattista Vico para su época o Nietzsche para la nuestra, pero parece que el proceso en la actualidad tiende a ser el mismo. Hace años que desde el Colectivo Estudiantil Alternativo (CEA) venimos denunciando la pérdida del carácter democrático de la universidad posfranquista, trasladando primero las decisiones del claustro universitario al consejo de gobierno, después del consejo de gobierno al órganos directivos bastante opacos, como el Consejo Social, órgano de gobierno universitario, en teoría, que garantiza la participación de la sociedad en la Universidad. Pero no nos engañemos, bajo esta loable declaración de intenciones se esconde la realidad, que siempre es mucho más fea.

El pasado miércoles 24 de julio se elegía en consejo de gobierno al representante de alumnos y alumnas en este órgano. Desde CEA presentamos nuestra candidatura confiados en que la mayoría de representación estudiantil en el claustro, con más de 40 claustrales, y el propio consejo de gobierno, con 5 representantes de alumnos y alumnas, sería suficiente para que no solo el resto de asociaciones estudiantiles entendiesen que nos correspondía a nosotros y a nosotras ocupar ese lugar, sino para que así lo entendiesen los maestros y maestras del propio consejo de gobierno. Como decíamos, la realidad siempre es mucho más fea. Teníamos que haber tenido en cuenta los antecedentes. Y los antecedentes son que el anterior representante en éste órgano pertenecía a la asociación dependiente del partido conservador; ahora le tocaba el turno al partido progresista. Y así fue. El hecho de que seamos la asociación estudiantil con mayor representación, repetimos, tanto en el claustro como en el consejo de gobierno, pareció no importarle a casi nadie. Estas cuestiones no hacen sino darnos la razón. Por un lado, es falso que desde la Universidad se intente conciliar cualquier postura con aquellas asociaciones estudiantiles que presentan una crítica radical al sistema universitario, a pesar de que cuenten con el respaldo en las elecciones a representantes de la mayoría de los estudiantes universitarios. Es más, siempre que puedan tratarán de silenciarnos o, directamente, como viene siendo costumbre en el actual equipo rectoral, ignorarnos. Por otro lado, y consecuencia de lo anterior, también es falso que la universidad actual sea democrática o se rija por organismos que tratan de consensuar e integrar a la mayoría de la comunidad universitaria, mucho menos de poner en contacto a ésta con la sociedad. Todo lo contrario, sus gestores atienden a intereses muy concretos fáciles de identificar con los poderes de gobierno locales y regionales, en este caso, de oposición del partido liberal al conservador en una institución pública como la Universidad. Algo muy parecido, como comentábamos, a lo que ya sucedió en épocas remotas de la historia del Estudio salmantino.

Pero lejos de tirar la toalla, desde CEA queremos manifestar al equipo del rector y resto de miembros del consejo de gobierno, así como a la comunidad universitaria y estudiantes, para los que realizamos todo nuestro trabajo, que seguiremos luchando por una Universidad pública, laica y de calidad que esté verdaderamente al servicio de la sociedad, y no de los intereses de la clase dominante. Trataremos pues, como hemos hecho hasta el momento y de acuerdo con la propuesta de Manuel Sacristán (La universidad y la división del trabajo) “de superar esta universidad, no de mejorarla”.

Colectivo Estudiantil Alternativo (CEA)